Son de Fierro. INCITACIONES
Recibir y expeler un texto de ficción.
Por Angélica Sangronis
Música, narrativa, discusión, poesía, danza. Reconozcamos y estimemos méritos en la ficción de arte televisivo porque puede constituir una experiencia útil y creativa. Lo estético reside en el cuerpo: cuántas veces los momentos vividos más a full son aquellos en que nos dejamos enganchar por la magia de una novela favorita. La visita joroba, la comida se quema. Tanto que hay novelas pasadas que nos pueden conectar con ayeres propios no muy lejanos. De esta manera el arte de los telenovelistas nos ayuda a combinar lo que es con lo que hubo podido ser.
¿Cómo querés vivir tu vida?
Como una novela: afuera mío pero en mí.
Seguir la trama de ciertas comedias o novelas de las que pasan por TV puede ser tiempo ganado. Me sale decirlo porque el lugar de la telenovela y la telecomedia en el Uruguay cultural, hasta donde percibo, no está bien definido. Podríamos abrir posibilidades de profundización teórica en este sentido. Podrían desarrollarse estudios Estéticos de actualidad desde la búsqueda de justificación artística, en ésta, la era de la des-definición. Pero además, en un compromiso con la obra de arte actual, podríamos estudiar la recepción
[1] desde el espíritu del que mira, ve y observa, buscando instrumentos teóricos que abran caminos para mejor lectura y usufructo (el qué remueven).
Son de Fierro (SDF) es una actual pieza televisiva nada despreciable. Es una comedia argentina que libera el significante Martín Fierro. Importa darse cuenta, lo mismo que leer los cantos del gaucho.
Con buenas historias, buena letra, gotas de provocación y muchas libertades los autores de SDF en su traducción audiovisual incitan a continuar leyendo el poema épico de José Hernández dándonos ojos y oídos que señalan por dónde pasan pasiones humanas, secretos, grosor, la gordura criolla en la cuenca del Plata. Los autores de SDF si bien ponen en ridículo vicios y errores comunes de nuestra sociedad, exhiben el dolor dentro del campo de la narrativa cómica (la adopción de Lucho, la operación de lolas, la infidelidad, la separación matrimonial). En tal sentido absorben recursos del verosímil novelístico, transformando a la serie en comentadora social pero también señalando a la comedia como obra de amor desgraciado. Además ante Los Fierro cabeza y corazón es posible que se reconcilien en paz y con humor. Gracias a ellos muchos practicamos el deleite sensorial, el goce artístico, el logro intelectual, comiendo, charlando con quien estemos o anotando verdades en la soledad nocturna que hace copiar en una libreta. Por otro lado, aluviones inmigratorios y condiciones de vida llenas de técnicas modernas han tapado al gaucho, personaje de regiones irracionales. Hasta se ha llegado a decir que argentinos y uruguayos somos los gringos de Latinoamérica. Parecía que se había ido por siempre. El gaucho está presente cada día en la arquetípica popular ciudadana de una aventura narrativa audiovisual. Gracias por la docencia cotidiana.
Una idea central: la producción de arte se constituye siempre en la interacción entre los artistas y las obras de arte. Martín Fierro, criatura de fábula, traspasa dos lenguajes artísticos de dos épocas diferentes. Primero literario: poesía épica gauchesca perteneciente al ultimo cuarto del siglo XIX, expuesta toda en un libro. Después: una tira televisiva del 2007.
Por el poema se puede conocer a un gaucho y su destino errante en el desierto pampeano. Cuenta con una primera parte donde se narra la deserción y fuga del protagonista principal y una segunda en la que se enfoca “la vuelta”, la viudez, el reencuentro con los hijos. Y nadie desconoce los nombres de otros personajes que pasan por el libro: el Moreno, Cruz, Picardía, Vizcacha.
Para Ernesto Sábato el personaje Martín Fierro expresa los grandes problemas espirituales de cualquier época: soledad, muerte, injusticia, esperanza, tiempo. En Borges Martín Fierro no aparece como ningún ejemplo: es un matrero, iracundo, desertor, exiliado en su patria. Registros de una conferencia del año 1952, en la Universidad de Hamburgo, añaden que la clase social a la cual representa el gaucho de Argentina y Uruguay es ajena a la estructura social europea y no explicable por ésta. Acompaño, además, la tesis de Carlos Astrada (maestro de la filosofía argentina) según la cual Hernández rescata una esencia mítica que aun nos gobierna.
La tira de canal 12 expone los avatares de una familia, Los Fierro, cuya pareja central lleva 25 años de casados y tienen tres hijos. La canción que identifica el programa canta “son de fierro porque no te piden nada, son de fierro porque…” pero yo creo que son de fierro porque confían en un mito. No es cosa de nostalgia, o de extrañar, la cosa es re-vivir, en el sentido de resucitar, volver a vivir familiaridades, traer, rescatar tiempo sustancial. Porque no son de brazos caer Los Fierro ayudan a conducirnos a ganar, precisamente lo que etimológicamente significa gaucho: conductor del ganado. Si nos aflojamos y desdramatizamos, la ficción narrativa de la tele puede orientar una búsqueda en el tiempo ido y hacer sentir, o tener, una experiencia estética.
Como televidentes, como audiencia o leedores de tele (que no es leer literatura), somos muy dueños de probar cambiar el título a SDF, forma de un experimento para ver si se ven algo estas hipótesis. Vista, entonces, la serie como una renovada presencia del libro Martín Fierro, como el renacimiento de un mito, bien podría llamarse “Martín Fierro. La re-vuelta” o de esta otra manera (algo villero) “Martín Fierro vuelve a volver”. Así intervenir el original con una tercera parte. Desde la fuente de un mito, algunos personajes suben hoy con violencia mecánica en una operación retorno, vuelta a la raíz misma de aquella impresión. SDF obra con ella, con la escritura gauchesca, si se quiere. El Martín Fierro de SDF en algún sentido es Martín Fierro aunque, a su vez es otra cosa. ¿Nos reconocemos?
MARTIN FIERRO EN SON DE FIERRO.
Fierro se acrecentó en el tiempo. Ha ganado cuerpo, son tres que se alternan y se vencen mutuamente como amigos y como enemigos íntimos. En la tripartición están: el padre, el hijo y el nieto.
Martín Fierro (p). Juan Carlos Dual. Homosexual converso que no es marica. Con él se puede pensar que la homosexualidad es el criterio de lo macho. Los nietos lo tienen de consejero y confidente (la Sandy, el abandono de ‘Medicina’ y el teatro de revista). Su lugar: la peluquería en la ciudad. No tiene papel protagónico, hay episodios en que ni aparece.
Martín Fierro (h). Osvaldo Laport. Familiero, tradicionalista, temperamental. Un fierro bien caliente. Hizo ficción en revista, trabajó para fotonovela interpretando a un peón de estancia (Ñancúl? De paso, su fisonomía ¿no recuerda al indio Patoruzú?). Es insoportable de metiche, tiene espíritu de gobierno y está como adherido a “la carniza” y la casa que están en el mismo predio urbano. Pretende arreglar el mundo con una “colita de cuadril” y, pese a que lloriquea y se le va la voz como a una tía vieja, es de una sensualidad descarada, hasta canibalesca. Es protagonista principal, no hay día en la semana que no aparezca en pantalla.
MF (n). Mariano Martínez. Este se llama Juan Martín Fierro. Es ciego y, si bien es profesor de historia, se niega a traer su propio pasado cada vez que le piden contar por qué perdió la vista a los doce (y este punto viene promoviéndose como lo que desata la sustancia del todo narrativo). También es protagonista central con su amor a Morena.
LA EDUCACIÓN EN SON DE FIERRO
Está ridiculizada. La Educación en el Terrada (nombre del colegio público donde trabaja el profesor Fierro) pareciera querer representar que la educación está enterrada. A través del Director General de Escuelas (Fontana, Lalo Pasic) podemos figurarnos la idiosincrasia infeliz de la clase gobernante. Y quedan banales o ausentes los ideales educativos: importa “la chapa de la Sandy”, la cual ya no estará, o “que no se entere el Ministro”. Los que sí hacen valer la Educación son los estudiantes cuando se organizan estratégicamente, y con éxito, para los festivales, o juntar plata. El remate lo da el apellido del director del Terrada: Orteli. Clara señal de que la Educación está para el orto. Luci (esposa de Martín Fierro) también está en el ámbito de la Educación: una tipa que ni corta ni pincha.
Angelito Fierro. Fredi Villareal. Hermano del carnicero. Oportunista sin escrúpulos lleva una vida de continuas raterías. Es un personaje de mucha jerarquía, pero negativa. Representa al “no te metás”, al “me hago el sordo”, “hacete amigo del juez”. Angelito, sin dudas, es Vizcacha “… muy ladrón
… lleno de camándulas” (Hernández). “El Viejo Vizcacha –señala Astrada- tipifica la clase oligárquica que rigió los destinos del país, con todos sus vicios, sus mañas, cinismos, trapacerías, obsecuencias y sórdido utilitarismo.”
[2]. Por eso Angelito se relaciona tanto en la serie con Mimicha (suegra de Fierro, Dora Baret) la que tiene chifladura por los oropeles, siempre peleándose por ‘la piecita’, todas las semanas escenifican alguna discusión. En la obra poética Vizcacha es lo contrario de Fierro pero forma parte de la Educación, pues es tutor del hijo menor de Fierro, será por lo que Angelito está también en la esfera educativa, tan cerca siempre del Director de Escuelas.
Y si forzamos… reacomodados todos… está Morena, no el Moreno. Y ahora Cruz, personaje de tacto y distinción que mira mujer ajena (igual que en Hernández). Y Ezequiel podría ser Picardía …
TODOS LOS FIERRO TODOS
Remito a cada texto a ver contrapuntos elementales que relacionan al Martín Fierro hernandino con el Martín Fierro de SDF. Bajo tres aspectos:
1. El lugar de la tierra que pisan.
- La anchura de la llanura. Forastero en su tierra, ni nativo ni europeo. Posee compulsión a andar y perderse en el campo abierto.
- La casa. Ente clavado, adherido al encierro de una casa novelesca en pleno barrio de Escobar (Gran Buenos Aires), Martín Fierro (Laport). Los otros: también en la misma casa o en la peluquería o en el cole.
- Desertor en la intemperie.
- Carnicero, “especialista en carne” –dice él- y la carniza está en la casa. Los otros: peluquero y profe.
- Despojado de todo: china, rancho, caballo, hijos.
- ¿Qué le falta? Tiene de todo: familia, coche, casa, trabajo. ¿Por dónde pasará la razón de su llanto?
- “Es de filiación telúrica” (Astrada).
- Posee la fuerza de la sangre, se mueve a impulsos de la carne.
2. La manera de mirar.
- Otea. Arroja mirada allá en los lindes. Mira lejos y cogita. Un mirar interrogativo de por sí. Conoce la mirada ciega (la del encierro), “de tanto no mirar nada / te nace y queda grabada / la idea de perfección.”
- Mirada con anteojeras. Ningún Martín Fierro de SDF vuelve con la misma mirada. MF (h) clava los ojos en alguna entraña cercana con el recurso de unos lentes muy curiosos. Mirada ciega es la de Juan Martín, enorgullecido en su dolor, guardián de la moral.
3. La manera de hablar.
- Es cantor, es melodramático: “Yo canto opinando / que es mi forma de cantar.”
- Es latoso y omnipresente. La mejor definición la dio el empleado: “Fierro siempre abriendo la boca, haciendo conventillo”.
- Es aceptador reservado.
- Protesta por todo. Es colérico.
- Vuelta al pago, encontró tapera. “Puedo asigurar que el llanto / como una mujer largué”.
- Hace puchero por cualquier cosa.
- Dice m’hijo.
- Dice m’hijo; q’ t’ pan con queso! (esta expresión, creo, viene de la revista Patoruzú); no tutea a los hijos.
- Aconseja. Esta estrofa: “los hermanos sean unidos / esa es la ley primera / [que si no] / los devoran los de ajuera”.
- El que aconseja mucho es Martín Fierro (Dual). Martín Fierro (Laport) le dice a todos lo que tienen que hacer, que es muy distinto. Y dice: “que se peleen, si no los de afuera se los comen” pero a hijos ajenos, no a los propios.
Se podría seguir, pero aun con disparidades y encajes “son todos astilla del mesmo palo”. Curiosidad, encierro, orgullo, honor, amor, no son de fierro, son un volcán. Tenemos en las noches, en la pantalla, una lucha contra el olvido, precioso bien social, especie de seguridad ontológica. Nobleza gaucha, cuño criollo no desaparecido. Los creadores, entre los que están los actores-personajes de SDF obran con lo verosímil fabuloso del Martín Fierro que preexiste en nosotros como visión del mundo. De modo que esta obra significa algo, nos ofrece significaciones. Gracias por fabricar memoria de impresiones, pues como escribe Proust en su doctrina sobre la novela, en el último libro, “solamente la impresión, por mísera que parezca su materia, por inconsistente que sea su huella, es un criterio de verdad”.
[1] “presentándonos las cosas según el orden de la percepción en lugar de explicárnoslas por sus causas” conforme la afirmación de madame Sevigné citada por Marcel Proust en En busca del tiempo perdido.
[2] El mito gaucho (1948). Fondo Nacional de las Artes, Bs. Aires, 2006, p. 130.