Cocinas literarias
¿Su proceso creativo? Corregir, corregir y corregir. Levantarse temprano (para trasnochar estuvo bueno el pasado) y enfrentarse al escritorio bien desayunado, bañado y peinado. Cuando es propicia, la mañana le llega al escritor con una buena idea surgida de la nada. La inspiración es como estar enamorado, explica, “es un shock, algo que viene de repente, te levantas y tienes una frase en la cabeza, y te da vueltas y vueltas, y escribes la frase y luego solito va saliendo todo como si tiraras de una madeja”. Pero cuando la mañana no es generosa y la página en blanco amenaza, Niño de Guzmán recurre al consejo de Hemingway: escribir la mejor frase posible, aunque sea una, que lo demás vendrá solo. Suena bien, pero no siempre resulta. Entonces, solo queda dar vueltas, prender y apagar la luz obsesivamente y, finalmente, desistir hasta el día siguiente.
(La cocina literaria de Niño Guzmán)
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