Demasiada indecencia
He venido rehusando amablemente cualquier ofrecimiento que pudiera distraer mis lecturas febriles en la soledad de mi habitación, sin ruidos mediáticos ni inapetentes periódicos que para los demás, personas de indudable generosidad, podrían hacer, en apariencia, menos triste esta condición de náufrago citadino.
Pero trabajar en una pequeña urbe de la sierra peruana, además de exiliar a uno de sus costumbres de metrópoli, eventos culturales, ocasionales reuniones de café y esporádicas visitas al cine, ha significado ante todo un encuentro con la patria a la que uno acude cuando no se siente de ningún lado.
Pero trabajar en una pequeña urbe de la sierra peruana, además de exiliar a uno de sus costumbres de metrópoli, eventos culturales, ocasionales reuniones de café y esporádicas visitas al cine, ha significado ante todo un encuentro con la patria a la que uno acude cuando no se siente de ningún lado.
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