La manzana podrida
Uno de los “santos” de Dostoievski, el Staretz Zózimo, quien habla como testigo típico de la tradición de las iglesias griega y rusa, hace una declaración asombrosa. Dice: “Nosotros no comprendemos que la vida es el paraíso, pues basta con solamente desear entenderlo, e inmediatamente el paraíso aparecerá ante nosotros con toda su belleza”. Tomada en el contexto de “Los Hermanos Karamazov”, sobre el fondo de violencia, de blasfemia y de muerte de lo que el libro está lleno, ésta es, en verdad, una afirmación asombrosa. ¿Hablaba Zózimo realmente en serio? ¿O era simplemente un idiota engañado que soñaba los locos sueños inspirados por “el opio del pueblo”?
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