De cómo las historias personales se vuelven literarias
fuente imagen: daily.greencine.com
Trama que podría ser ficción: esposa que será una de las mejores poetas de su generación, rubia, linda y luminosa por fuera; llevando la pesada carga de sentirse demasiado lejos de la perfección.
Esposo: será uno de los mejores poetas de su generación, magnético, no sabe de la real desesperación de ella.
En la historia literaria Sylvia Plath y Ted Hughes quedaron grabados a fuego en el imaginario: ella es la víctima.
En la vida de ella un primer hombre (padre) marcó su obra, con la figura del “coloso” ella lo recreó, mitad humano, mitad mito con su pierna amputada y su muerte prematura.
El otro coloso fue Ted. Él le traía tulipanes mientras ella ya sospechaba el engaño, en uno de los poemas que más me han impresionado.
En la vida de él, ella fue la desterrada por otra, pero no pudo alejarse de su sombra tras la terrible decisión final de suicidarse.
Ella, la víctima ¿real? ¿imaginaria? Lo persiguió con su traje de muerta y las miradas del público lector sobre él.
En "Cartas de cumpleaños" “él” tiene en su imaginación a “ella”, que ya no es la mejor poeta de su generación, sino la joven que se creía un fracaso y luchaba contra su cicatriz, contra su padre.
Toda obra literaria lleva el peso de la historia personal, lo que no significa ser juzgada a partir de coincidencias.
La poesía hizo de ellos los narradores de otra historia, en donde ya no serán ni Sylvia ni Ted.
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