El trabajo y la vocación
Desde acá, léase sudaca, el trabajo y la vocación no van de la mano. Hasta hace unos años el trabajo significaba movilidad social, esto es: el hijo de un obrero semi-analbabeto podía ser doctor, recuerdese la obra de Florencio Sánchez "M'hijo el dotor".
Eso fue hace mucho, ahora en nuestro continente hay que conformarse bastante, poca gente trabaja en lo que le gusta, todos nos habituamos a trabajos más o menos dignos que no abandonaremos hasta nuestro retiro, porque la movilidad terminó.
Peor están los más jóvenes, es muy dificil conseguir un trabajo "en blanco", esto significa estar anotado en el ANses, tener obra social, etc.
El resto, está trabajando en lo que puede, apretando los dientes. El caso de los escritores sudacas es distinto: nunca salimos de la marginalidad (por lo menos la mayoría) lo único que perseguimos es tener un sustento para poder tener una vivienda digna y la atención de la salud, aportes, etc; mientras con el tiempo que nos queda libre (ya cansados, lo que queda de nosotros, pero no nos quejamos) hacemos literatura.
Algo interesante es que en vez de quejarnos, solemos agradecer a dios o al gobierno, el tener un trabajo legal, porque la mayoría no lo tiene.
Que si nos importa? sí, pero el resultado parece no ser malo, podemos usar la experiencia para escribir, o acaso el escritor, primero no se nutre de lo que venga para después plantearse cómo envejeceremos, cómo viviremos con una jubilación miserable?
Carpe diem, ese tiempo todavía no llegó.
Eso fue hace mucho, ahora en nuestro continente hay que conformarse bastante, poca gente trabaja en lo que le gusta, todos nos habituamos a trabajos más o menos dignos que no abandonaremos hasta nuestro retiro, porque la movilidad terminó.
Peor están los más jóvenes, es muy dificil conseguir un trabajo "en blanco", esto significa estar anotado en el ANses, tener obra social, etc.
El resto, está trabajando en lo que puede, apretando los dientes. El caso de los escritores sudacas es distinto: nunca salimos de la marginalidad (por lo menos la mayoría) lo único que perseguimos es tener un sustento para poder tener una vivienda digna y la atención de la salud, aportes, etc; mientras con el tiempo que nos queda libre (ya cansados, lo que queda de nosotros, pero no nos quejamos) hacemos literatura.
Algo interesante es que en vez de quejarnos, solemos agradecer a dios o al gobierno, el tener un trabajo legal, porque la mayoría no lo tiene.
Que si nos importa? sí, pero el resultado parece no ser malo, podemos usar la experiencia para escribir, o acaso el escritor, primero no se nutre de lo que venga para después plantearse cómo envejeceremos, cómo viviremos con una jubilación miserable?
Carpe diem, ese tiempo todavía no llegó.
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