El lavado de cerebro de Gran Hermano
En este momento, dos programas de TV lideran el ranking: bailando por un sueño (una mala copia del original europeo) y Gran Hermano, el reality que ya se realizó en otras partes con resultados diversos. Allí un grupo de jóvenes deja filmar absolutamente su vida cotidiana, con un resultado lastimoso, en donde las escenas sexuales provocan pico de espectadores.
Da que pensar, más allá de la mala calidad del producto, que tantas personas quieren ver lo "privado" de otros.
Para conjurar un poco el mal rato escénico, recordemos que la novela que da título al programa instala dos fuerzas poderosas: el Gran Hermano y la Policía del Pensamiento. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia; Orwell, su autor, se anticipó a su época como todo gran artista.
La trama cuenta cómo vive Winston Smith en el Londres de un virtual 1984, en un mundo dividido en tres superpotencias, donde imperan el neobolchevismo, la "adoración de la muerte" y el "socialismo inglés".
¿Quiés es el Gran Hermano? el Big Brother es el guardián de la sociedad, el dios pagano, aunque ni siquiera se sabe si existe realmente.
Él vigila sin descanso. El Partido al que han de pertenecer todas las personas, sólo se salvan los "proles"; ellos no cuentan y tienen derechos como los animales: de hecho, la Policía del Pensamiento apenas los vigila: "a los proles se les permite la libertad intelectual porque no tienen intelecto alguno".
Tras años trabajando para el Ministerio de la Verdad, Winston se vuelve consciente de que los retoques de la historia en los que consiste su trabajo son sólo una parte de la gran farsa en la que se basa su gobierno, y encuentra el amor de una joven rebelde, como él, encarnando así una resistencia de dos contra una sociedad que se vigila a sí misma.
Juntos se afilian a la Hermandad, un grupo de Resistencia. Pero ese grupo, si es que existe, no es lo que creen...
A través de una historia intrincada, con temas como el lavado de cerebro, el lenguaje, la psicología y la inventiva encaminados al control fisico y mental de los individuos.
El final de la novela es muy triste. Después de haber sido derrotado por el sistema y liberado una vez comprobado que no supone ningún riesgo para el Gran Hermano, Winston Smith se encuentra en un bar, viendo en televisión una más de las noticias manipuladas que se emiten continuamente según la conveniencia del Gran Hermano. La novela termina así:
“Dos lágrimas, perfumadas de ginebra, le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano.”
Vade retro, Satán, que el barro no nos tape.
Da que pensar, más allá de la mala calidad del producto, que tantas personas quieren ver lo "privado" de otros.
Para conjurar un poco el mal rato escénico, recordemos que la novela que da título al programa instala dos fuerzas poderosas: el Gran Hermano y la Policía del Pensamiento. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia; Orwell, su autor, se anticipó a su época como todo gran artista.
La trama cuenta cómo vive Winston Smith en el Londres de un virtual 1984, en un mundo dividido en tres superpotencias, donde imperan el neobolchevismo, la "adoración de la muerte" y el "socialismo inglés".
¿Quiés es el Gran Hermano? el Big Brother es el guardián de la sociedad, el dios pagano, aunque ni siquiera se sabe si existe realmente.
Él vigila sin descanso. El Partido al que han de pertenecer todas las personas, sólo se salvan los "proles"; ellos no cuentan y tienen derechos como los animales: de hecho, la Policía del Pensamiento apenas los vigila: "a los proles se les permite la libertad intelectual porque no tienen intelecto alguno".
Tras años trabajando para el Ministerio de la Verdad, Winston se vuelve consciente de que los retoques de la historia en los que consiste su trabajo son sólo una parte de la gran farsa en la que se basa su gobierno, y encuentra el amor de una joven rebelde, como él, encarnando así una resistencia de dos contra una sociedad que se vigila a sí misma.
Juntos se afilian a la Hermandad, un grupo de Resistencia. Pero ese grupo, si es que existe, no es lo que creen...
A través de una historia intrincada, con temas como el lavado de cerebro, el lenguaje, la psicología y la inventiva encaminados al control fisico y mental de los individuos.
El final de la novela es muy triste. Después de haber sido derrotado por el sistema y liberado una vez comprobado que no supone ningún riesgo para el Gran Hermano, Winston Smith se encuentra en un bar, viendo en televisión una más de las noticias manipuladas que se emiten continuamente según la conveniencia del Gran Hermano. La novela termina así:
“Dos lágrimas, perfumadas de ginebra, le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano.”
Vade retro, Satán, que el barro no nos tape.
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