JUAN L. ORTIZ
FUI AL RÍO...
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
Juan L. Ortiz.
Juan L. Ortiz utiliza el lenguaje de forma especial, tanto que el propio poema se transforma en el río, por la cadencia, la música interna no es casual; está provocada por la utilización de versos largos, reiteraciones, lo que da como resultado una atmósfera contemplativa.
La naturaleza no está lejos del narrador del poema, se une con él, acompañándolo en su discurrir por el pensamiento, así como la imagen muestra el discurrir del agua.
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