La condesa sangrienta
El caso de la condesa sangrienta ha seducido a muchos escritores. No es para menos, su nombre ya indica que era bastante cruel, era también libertina, pero eso mereceria un capitulo aparte.
Su nombre era Erzsébet Báthory, nació en 1560 en Hungría. Casada a los 15, ya su caracter se hizo notar por lo iracundo y melancólico, su marido prefirió dedicarse a la guerra, era menos peligroso que estar en palacio, viendo los extrañas costumbres de la condesa. Al principio fue controlada por su suegra, pero una vez muerta, quedó en completa libertad de hacer lo que quisiese.
La divertía tener prácticas crueles, una de las cuales era bañarse con la sangre de doncellas, con lo cual, según su idea esto la alejaría de la vejez y de la muerte. No es extraño que esta mujer haya fascinado a la poeta argentina Alejandra Pizarnik, por su carga oscura y melancólica a la vez, con esa necesidad del espejo constante, con ese terror de ser devorada por el tiempo, que ninguna sangre joven podria jamas detener.
Tal vez detrás de la crueldad Alejandra haya avizorado la tristeza, detrás de las prácticas sangrientas un profundo tedio que no podia ser aliviado salvo con escenas dantescas en donde la condesa recobraba un poder fantasmal. Alejandra Pizarnik es considerada una de las poetas más talentosas de Argentina, al inaugurar un estilo particular, donde se suma lo minimalista, lo surrealista y una gran carga emocional que la hace única. Atormentada ella misma por una existencia que sobrellevaba con mucho sufrimiento, en donde se conjugaban grandes contradicciones que enriquecieron su obra, pero que la dejaban en carne viva para la vida.
Opuesta a la condesa, no la preocupaba el morir sino el vivir. Ella misma se despojó de la carga de su existencia suicidándose. Su ultimo poema dice "En el centro puntual de la maraña, Dios, la araña". Lo común con la condesa habrá sido la melancolía que ella no pudo exorcisar con la poesía. Queda su obra para redimirla de sus malos ratos.
La Virgen de Hierro
...parmi les rires rougesdes lévres luiantes et les gestesmonstrueux des femmes mécaniques.R. Daumal
Había en Nüremberg un famoso autómata llamado la "Virgen de Hierro". La condesa Báthory adquirió una réplica para la sala de torturas de su castillo de Csejthe. Esta dama metálica era del tamaño y del color de la criatura humana. Desnuda, maquillada, enjoyada, con rubios cabellos que llegaban al suelo, un mecanismo permitía que sus labios se abrieran en una sonrisa, que los ojos se movieran. La condesa, sentada en su trono, contempla. Para que la "Virgen" entre en acción es preciso tocar algunas piedras preciosas de su collar. Responde inmediantamente con horribles sonidos mecánicos y muy lentamente alza los blancos brazos para que se cierren en perfecto abrazo sobre lo que esté cerca de ella --en este caso una muchacha. La autómata la abraza y ya nadie podrá desanudar el cuerpo vivo del cuerpo de hierro, ambos iguales en belleza. De pronto, los senos maquillados de la dama de hierro se abren y aparecen cinco puñales que atraviesan a su viviente compañera de largos cabellos sueltos como los suyos. Ya consumado el sacrificio, se toca otra piedra del collar: los brazos caen, la sonrisa se cierra así como los ojos, y la asesina vuelve a ser la "Virgen" inmóvil en su féretro.
(Alejandra Pizarnik, de La condesa sangrienta, 1971)
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