Por qué Arlt
Fuente imagen: www.Cervantes. es
Desde muy joven, 13 o 14 años leía los libros de Roberto Arlt, era mi ídolo, alguien que pensaba como yo: el amor no existía, los adultos vivían en un mundo mediocre y gris, la clase media estaba llena de resentimiento, los trabajos eran tediosos, las personas nos traicionarían gratis, sin causa, porque la esencia del hombre era vil.
Creo que no reparaba en ese momento que estaba ante uno de los mejores escritores argentinos, creador de un estilo personal, seguramente influenciado por el periodismo que era su medio de vida.
Las relaciones de amor entre las personas siempre eran perversas, recuerdo "El amor brujo", pero todas se repetían, predomina la injuria, el engaño y el desquite. Las mujeres querían dinero, los hombres, belleza y juventud.
La gran clase media argentina, venida de los inmigrantes, dejaba todos sus sueños en trabajo que odiaban, dormían con mujeres que no amaban.
Muchos de ellos soñaban con proyectos revolucionarios en su forma política o científica, se juntaban en grupos "Los siete locos", armaban cofradías, pero el hombre siempre
era traicionado por el hombre, lo más siniestro es que parecía que sus personajes traicionaban
no por odio o por convicción, sino llevados por cierta inercia, por cierta predestinación al mal.
En las aguafuertas porteñas nos retrató sin miramientos, dejando en carne viva nuestras miserias, engaños, parloteos, ignorancias y soberbias de hijos de inmigrantes. El clientelismo político, las actitudes acomodaticias contrarrestaban con los ideales de los hombres con ideales, que vivían en cuartos grises, eran engañados por sus mujeres, no cumplían con sus sueños.
Con el tiempo me hice más optimista, vi que el amor existía y que no todos traicionan, pero sigue pareciéndome uno de los mejores escritores argentinos. Dueño de un estilo realista, limpio, con giros teatrales, gran imaginación en los argumentos, crítica a la sociedad y demoledor de toda una generación donde reinaba ciertamente una gran hipocresía.
Creo que no reparaba en ese momento que estaba ante uno de los mejores escritores argentinos, creador de un estilo personal, seguramente influenciado por el periodismo que era su medio de vida.
Las relaciones de amor entre las personas siempre eran perversas, recuerdo "El amor brujo", pero todas se repetían, predomina la injuria, el engaño y el desquite. Las mujeres querían dinero, los hombres, belleza y juventud.
La gran clase media argentina, venida de los inmigrantes, dejaba todos sus sueños en trabajo que odiaban, dormían con mujeres que no amaban.
Muchos de ellos soñaban con proyectos revolucionarios en su forma política o científica, se juntaban en grupos "Los siete locos", armaban cofradías, pero el hombre siempre
era traicionado por el hombre, lo más siniestro es que parecía que sus personajes traicionaban
no por odio o por convicción, sino llevados por cierta inercia, por cierta predestinación al mal.
En las aguafuertas porteñas nos retrató sin miramientos, dejando en carne viva nuestras miserias, engaños, parloteos, ignorancias y soberbias de hijos de inmigrantes. El clientelismo político, las actitudes acomodaticias contrarrestaban con los ideales de los hombres con ideales, que vivían en cuartos grises, eran engañados por sus mujeres, no cumplían con sus sueños.
Con el tiempo me hice más optimista, vi que el amor existía y que no todos traicionan, pero sigue pareciéndome uno de los mejores escritores argentinos. Dueño de un estilo realista, limpio, con giros teatrales, gran imaginación en los argumentos, crítica a la sociedad y demoledor de toda una generación donde reinaba ciertamente una gran hipocresía.
Los siete locos (fragmento)
" Sí, llegará un momento en que la humanidad escéptica, enloquecida por los placeres, blasfema de impotencia, se pondrá tan furiosa que será necesario matarla como a un perro rabioso...Será la poda del árbol humano... una vendimia que sólo ellos, los millonarios, con la ciencia a su servicio, podrán realizar. Los dioses, asqueados de la realidad, perdida toda ilusión en la ciencia como factor de felicidad, rodeados de esclavos tigres, provocarán cataclismos espantosos, distribuirán las pestes fulminantes... Durante algunos decenios el trabajo de los superhombres y de sus servidores se concretará a destruir al hombre de mil formas, hasta agotar el mundo casi... y sólo un resto, un pequeño resto, será aislado en algún islote, sobre el que se asentarán las bases de una nueva sociedad. "
1 comentario:
Bueno gente, quería saludarlos. Entro al blog todos los días y nunca
posteo
nada porque es un quilombo eso de registrarse en Google... ya lo hice
una
vez en otro blog y nunca me vuelve a tomar la contraseña, en fin,
seguro que
sé menos de esto que ustedes.
Sí, lo de Arlt es de una honestidad y una transparencia tan fuerte que
cuando lo leo pienso: ah! ¡todavía puedo ser menos hipócrita si quiero!
En
"Los lanzallamas" escribió unas palabras de aliento para todos los que
nos
exorcizamos escribiendo, que son geniales.
Yo les digo que para mí escribir es una bendición (raro que use este
tipo de
términos porque la verdad es que Dios me tiene sin cuidado) lo que
quiero
decir es que más allá de que el dolor es un móvil casi diría elemental
en
esta actividad, yo creo que con cada palabra que escribo saco un
poquito más
de mierda para afuera y me vuelvo cada vez un poquito menos neurótica.
Es
una cura. Y pensar en escribir no me hace ver el futuro como un
Apocalipsis
sino como un poco más soportable, si no, si fuera diferente, no
escribiría
más. Escribir para mí es algo "feliz" por más que mis cosas a veces
sean
bastante oscuras, oníricas y perversas. Creo que contando historias,
logrando que alguien se crea mis historias aunque sea por un ratito,
estoy
más que satisfecha. Es magia. Cuando pienso en ser escritora me siento
un
poco mejor y siento que mi vida no va a ser tan terrible. ¡Con plata o
sin
plata, con reconocimiento o sin él!. El arte hace que la vida sea
increíble
y sorprendente como cuando éramos criaturas de preescolar, no? Como
cuando
al Quemado todavía no se le había incendiado la cabeza.
Muchas gracias por haber publicado mi cuentito el de los perritos
suicidas.
Todavía no creo que lo haya leído alguien más aparte de mi primo y mi
amigo
Peteco.
Un abrazo para todos. Celeste
P.D: ¿Este mail es muy anal no?... bueno, me gusta la cerveza tanto
como a
Bukowski y he estado por darme la cabeza contra las cuatro paredes de
mi
habitación en más de una oportunidad. Listo. Ahí estoy más completa.
Pero
escribir es una cura, no un tormento.
Celeste
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